jueves, 8 de febrero de 2018

Vivirse


                Hoy ha sido un día extraño. Los niños en la escuela se aferraban a los vidrios de las ventanas, lidiando con brazos y codos, para mirar el techo de un coche que se había detenido en un semáforo.

                — ¡Viene de un sitio donde ha nevado! —chillaban. Y querían ver los vestigios de nieve que se iban a detener dos minutos escasos en la carretera.  

                — ¿Ha nevado? —preguntaban. 

               Y querían salir y sentir el frío, porque hoy la vida no era dentro. Hoy sentirse vivo era nieve y era lluvia.

                Mucho más tarde, he visto una hoguera en una plaza. Y no me he acercado a mirar porque hoy la vida no era fuego. Hoy sentirse viva era aire.

                Y al final del día, el estruendo de unas sirenas anunciaba un incendio.

                Y yo me he tapado los oídos, porque hoy la vida no era miedo, hoy vivirse era agua.


               


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